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Todos y cada uno de nosotros, a título personal y en su fuero interno, nos concebimos como una rebelde criatura inadaptada en perpetua disputa con lo debidamente establecido privados de convencionalismos y artificios aborreciendo la totalidad común tan aburrida entregándonos a un enardecido diferencial vagar en el límite extremo de lo insólito sin tacañear en exageradas vanaglorias de ello.

Bien. Entonces, en tal caso, se podría formular que todo aquello concebido hasta la fecha como corriente se transforma en inusual y, efectivamente, el ser humano es ridículamente extraordinario sin dejar por ello de horrorizarme.

manifiéstese a su antojo