enero de dos mil dieciocho

Toca esa tecla y vuelves a la prehistoria de tu existencia donde se mutila la inocencia, donde te adopta el impenetrable sigilo, donde aprendes cómo aplicarse en cuerpo y alma en el inadvertido individuo que ambicionas empero nunca logras ser.

Toca esa tecla y con ella resucitan las manos y las mojadas pesadillas y las insoportables carencias del propasado estorbo y el inconsolable asco te despelleja hasta exhibir la carne viva mas no relame lenitivos el gigantesco sentimiento de culpa ni tampoco lacera en demasía.

Hoy, en este mes de este año besas el suelo tal y como se cumple en todas y cada una de las ocasiones que resuena esa puta tecla, sin excepción alguna. Sin embargo, hoy, interpretan para ti la sinfonía que desembrolla la partitura del desconcierto, que revela el auténtico nombre de las cosas.

Miedo. Culpa. Asco. Silencio. Cansancio. Vacío. Pena.
Cobarde. Estafa. Farsa. Fraude.
Un maldito fraude.

Afloja, tan solo es aprendizaje. Tan solo, supervivencia.

»Maná maná, The muppets

manifiéstese a su antojo