9 crimes

Aguanta un poco más bajo el chorro de agua hirviente antes de salir de la ducha. Le golpea directamente sobre la nuca dispersándose a continuación por el resto de su desganado cuerpo, el cual olvidó la última vez que palpitó sinceramente y es así, únicamente, como desenreda sus emociones confinadas al descuido.

Perdió la cuenta de cuánto hace que no es más que su propio desperdicio y, más veces que pocas, fantasea en cómo sería su soporífera existencia lejos de todo lo que le envuelve. Sin incumbencias prioritarias, ni secundarias. Sin su rostro, sin su aspecto, sin vestigio de ninguna cotidianidad. Ser un completo extraño, inclusive, para sí misma.

Algún que otro efímero recuerdo satisfactorio en los que rescatarse y retomar el aliento. En lo tocante a ellos, si hay condena, no le teme al castigo. Mereció la pena tanto desatino.

Inspecciona la figura desabrigada y empapada que se refleja frente a sí.
Tiene la piel tan enrojecida que hasta el vaho le incomoda.

Se detiene en sus ojos, le alivia saber que a ella jamás se mintió.
Tampoco lo consintió y, aún menos, lo pretendió.

Se aferra a la pila unos segundos e inspira profundamente antes de conformar su sonrisa para proseguir con el fraude.

Rehúsa al sentido, ya no le hace falta.
Está todo bien.

»9 Crimes, Damien Rice

manifiéstese a su antojo