tunkashila

Brotan de mis entrañas calmo llanto acunado en la amalgama de humo y mezcal, en el inmenso abrazo del oso, noches de canto en un quejido profundo de tiempos lejanos que profieren del ahorita que palpita en movimientos vivos y ya no urge consuelo, razón que merece la pena arder una y mil veces de nuevo.

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cronos

Un puñado de caramelos mentolados extra fuertes sin azúcar sobre la mesita baja del salón revueltos con los envoltorios de los que únicamente me he alimentado los últimos días. Cascos de botellas vacías desperdigadas aquí y allá según han ido cayendo sin empapuzar siquiera esta sequedad adusta de mi boca y ya apenas distingo entre el mal olor de mi desatendido aseo y el corrompido aire de la estancia.

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conticinio

En el libro de la hojas de alambre anoto todo lo que sueño, todo lo que quiero; también todo aquello que amordazo y deseo. En el libro de las hojas de alambre invento emociones todos y cada uno de mis amaneceres para así poder escapar de la cama y engaño con cuentos fascinantes a las horas del día hasta que acudo a mi cita con todos y cada uno de mis intratables anocheceres.

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la granada

Khalil Gibran

 

Una vez, mientras vivía yo en el corazón de una granada, oí que una semilla decía:

-Algún día me convertiré en un árbol, y cantará el viento en mis ramas, y el sol danzará en mis hojas, y seré fuerte y hermoso en todas las estaciones.

Luego, otra semilla habló, y dijo: -Cuando yo era joven, como tú ahora, yo también pensaba así; pero ahora que puedo ponderar mejor todas las cosas, veo que mis esperanzas eran vanas.

Y una tercera semilla se expresó así: -No veo en nosotras nada que prometa tan brillante futuro.

Y una cuarta semilla dijo: – ¡Pero que ridícula sería nuestra vida, sin la promesa de un futuro mejor!

La quinta semilla opinó: -¿Para qué disputar acerca de lo que seremos, si ni siquiera sabemos lo que somos?

Pero la sexta semilla replicó: -Seamos lo que seamos, lo seremos siempre.

Y la séptima semilla comentó: -Tengo una idea muy clara acerca de cómo serán las cosas en lo futuro, pero no la puedo expresar con palabras.Y luego habló una octava semilla, y una novena, y luego una décima, y luego muchas, hasta que todas hablaban a un tiempo y no pude distinguir nada de lo que decían todas esas voces.

Así pues, aquel mismo día me mudé al corazón de un membrillo, donde las semillas son escasas y casi mudas.”