[016]

De manera novedosa y alocada, quebrantando mi desenfrenada cotidianidad, he osado por degustar consecutivo al almuerzo una consumición en una cafetería del villorrio donde me asiento antes de recluirme nuevamente en el agujero donde practico lo único que sé hacer para ganarme el sustento de mi chusco diario, además, de cooperar desinteresadamente a una mejora de la siniestrada economía patria.

Esta siesta, se ha dirigido hacia mi persona la fémina que laborea tras la barra para hacerme saber su apreciación en lo tocante a que siempre estoy sonriendo para asombro mío que, sonrojada, he liberado una risa in crescendo descontroladamente concluyendo en un llanto desconsolado en el interín destrozando todo lo que no entiendo ni entenderé. Me he calmado y tras abonar el importe a deber me he despedido en la más austera serenidad agradeciéndole para su asombro la mención de algo que creí perder.

[015]

Café solo doble sin azúcar hirviendo para ingerirlo a temperatura ambiente; en el horario de alimentarme jamás dispongo en un mismo recipiente diversos platos mezclándose o combinándose a excepción de la guarnición del mismo; detesto andar descalza con la irregularidad de las anochecidas estivales entretanto irrigo las plantas en el patio; dormito apropiadamente arropada bajo el edredón con el ventanal de par en par en cada entretiempo; lloro cuando me desternillo y me río cuando no controlo el lloro en presencia de espectadores.

Ocasionalmente, sospecho que soy más idiota de lo que amerito que transcurrido unos sucintos segundos de meditación exhaustiva escruto que no, que todavía aún me puedo superar.

[014]

Me fascina contemplar retratos que inmortalizan instantes de desconocidas épocas pasadas ignorante de la razón del porqué captar esa brevísima porción de tiempo y no otra, días previos o segundos posteriores, en los que me podría recrear durante larguísimos lapsos jugueteando a inventar mil vidas posibles que, probablemente, nunca me aproxime al acierto.

Por otro lado, evito retratar mi estampa o esas múltiples ocasiones apropiadas de ser eternizadas para el recuerdo ya que llegado el lance en que mi memoria las desatienda a su fortuna y mi vista posase su atención sobre ellas, nuevamente, contemplaría retratos que inmortalizan instantes de desconocidas épocas pasadas ignorante de la razón del porqué captar esa brevísima porción de tiempo y no otra.