bóreas

Bajo mis pies descalzos el suelo de mármol y frente a la ventana abierta de par en par dándole la bienvenida al gélido aireo, mi yerto cuerpo arrecido. Tan solo he de alargar la mano para alcanzar la frazada que descansa sobre la cama para así arropar mis carnes desnudas pero en un acto memorablemente imbécil por mi parte me empeño en permanecer firme.

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la tienda

Este momento se ha demorado tanto que he perdido la noción de la última vez que traspasé la puerta de madera que ahora tengo frente a mí y acaricio la pesada llave de metal con mis dedos en un intento torpe por detener el tiempo entre lejanos recuerdos de una infancia que se atormenta cada vez más en el ínterin que envejezco.

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la habitación

El espacio diáfano es regado con exuberancia por un sol de media mañana de un día que poco podría determinar el frío de este invierno. El olor de la esencia de trementina recorre cada rincón de la estancia adueñándose del ambiente y haciéndola cada vez más pequeña, si tal caso pudiera ser posible.

Impregno de nuevo el trapo roído por manchas desdibujadas de pintura y restriego tus manos para decolorarlas quedando el resto terco ennegrecido en las cutículas de tus dedos que tanto detesto.

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ágape

Hoy, al igual que este día de cada año desde que nací, es mi cumpleaños.

Más concretamente, mi cuadragésimo aniversario y me gesto en el devaneo de pasar a mejor vida. Literal. Es decir, con esta frase hecha no me valgo de una alegoría para aludir a cualquier otro aspecto que no sea, esto, que quiero decir. Me muero en la definición exacta de la palabra: morir, dejar de vivir.

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la lámpara

El equilibrio informal prescinde de la simetría y se obtiene contrastando los pesos visuales de los elementos, buscando diferentes densidades, tanto formales como cromáticas, que nos permite armonizar visualmente dentro de una asimetría intencionada. Y en eso andaba enfrascada cuando me dispuse a agenciar la luminaria para la estancia del hogar destinada al yacimiento propio.

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besana

Mentiría si evito alegar que en alguna que otra ocasión por motivaciones dispares adecuadamente justificadas no digo yo que de haber protagonizado tal proeza hubiera disfrutado de lo lindo al propinar tremenda azotaina a determinados sujetos de cuyos nombres no quiero acordarme, inclusive, aflojando un contundente bofetón me hubiera o hubiese adecuado; a excepción de la salvedad que hago contigo porque juro por lo más sagrado que a ti, a ti, te haría daño pero daño de verdad.

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