keres

De venida al curro después de una monótona reunión con un cliente en el ensimismamiento por el que paseaba despistada, bruscamente, me he tropezado con la calle cortada mientras era desviada por otra ruta alternativa. Antes de aceptar el nuevo itinerario a tomar, con algo más de detenimiento me ha sorprendido converger con un tumulto de guardia civiles, policías locales, una enfermera y algún otro personal imposible de identificar desde donde me encontraba. Pero no lo suficientemente imposible para apreciarlos a todos ellos en la misma puerta de un colega.

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el porqué del origen

ineludible pago de esta cuenta pendiente, de años de olvido y descuidos, de sueños incumplidos, de apalazamientos sin postergación, de obviar y acallar la necesidad primaria de ser

y heme aquí desempolvando ese ser, cansado y viejo que se revela y se revuelca, que reclama su presencia, que exige su supervivencia fuera de concesiones y cometidos, que brota para tomar una bocanada de aire hambiento por saborear su auténtica naturaleza y que despierta después de ti

»la maldita, Junio 2014

rubáiyátas

Recuerdo la mañana que apareció en la biblioteca del centro; de inmediato la vocinglería allí reunida se acalló bajo su figura enjuta y desgarbada. El pelo desaliñado y un encarnado pañuelo anudado al cuello acentuaban ese aire bohemio de aquel que no sabe dónde está ni tampoco le importuna en demasía.

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pulsaciones

No me duelen prendas asentir que en la distracción de mi ensimismamiento el distinguir ciertos sonidos de determinados objetos desata de una forma animal y descarada mi libídine y, precisando con más meticulosidad, el peculiar sonsonete del mecanografiar con brío un estruendoso teclado. Que de poder optar mi persona el que esta evocación se ajustara a algún deslucido recuerdo de mis vivencias, desearía que perteneciera al deslizar de tus manos varoniles aplastando las teclas dando vida a versos envueltos en humo de picadura de liar junto a unos amartelados trozos de hielo del último trago de whisky revueltos en un sucio vaso adentro de una inhóspita habitación en vez de ser propiciada por un loro coquetuelo y mi inexperta cabeza acomodada entre dos tremendos pechos turgentes en el ínterin de incontable tardes de verano.

Explícome.

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